El Vaticano inició la instalación de la tradicional chimenea en el techo de la Capilla Sixtina, marcando el comienzo de los preparativos finales para el cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco.
Este conducto metálico es esencial para comunicar al mundo el resultado de las votaciones secretas mediante las emblemáticas fumatas: humo negro si no hay consenso y humo blanco cuando se elige al nuevo pontífice.
El cónclave comenzará el 7 de mayo y contará con la participación de 133 cardenales menores de 80 años con derecho a voto.
Para que un candidato sea elegido, debe obtener al menos dos tercios de los votos, es decir, 89 sufragios. Las votaciones se realizarán en sesiones de mañana y tarde, con hasta cuatro escrutinios diarios.
Durante las congregaciones generales previas al cónclave, los cardenales han discutido temas clave como la situación financiera del Vaticano, las reformas internas y las relaciones interreligiosas.
Estas reuniones también han servido para reflexionar sobre el legado del Papa Francisco y las cualidades deseadas en su sucesor.
La Capilla Sixtina ha sido cerrada al público y adecuadamente acondicionada para el evento, incluyendo la instalación del sistema de quema de papeletas y la implementación de medidas de seguridad tecnológica para garantizar la confidencialidad del proceso.
En los días previos, se realizarán pruebas técnicas del sistema de fumatas para asegurar su correcto funcionamiento.
El mundo espera con expectación el anuncio del nuevo líder de la Iglesia Católica, que será comunicado mediante la tradicional fumata blanca desde la Capilla Sixtina.