La devoción a la imagen de Jesús Nazareno, de la Parroquia de San José, proviene de su propio escultor, el portugués, Gerónimo Rodríguez, quien la hizo de la estatura de un hombre, en 1595. La figura tenía movimiento en los brazos para ser vestida fácilmente.
El antropólogo, Eduardo Merlo Juárez, explica que fue a finales del siglo XVI, cuando la obra quedó concluida.
“Gerónimo no la hizo para ninguna iglesia, la hizo para él, porque le gustaba esculpir. Ahí la tenía, en su taller, que compartía con otro escultor que se llamaba Andrés de San Andrea”.
El cronista de Puebla, con una sonrisa en su rostro, revela que los chismes siempre han sido el alimento de los envidiosos, como el de la sirvienta del escultor, quien lo denunció ante la Santa Inquisición.
“El chisme de la sirvienta con el que trataban que confesara, era el que su sirvienta se dio cuenta de que la base de la escultura siempre estaba llena de sangre, y ella fue la que lo denunció. Entonces, el chisme llegó a todas partes, la imagen se hizo famosísima en México”.
En 1492, los judíos fueron expulsados de España, pero no los portugueses a quienes siempre acosaban bajo la sospecha de ser “judaizantes”.
En Puebla de los Ángeles no se vivía una situación distinta, por lo que la noticia de la persecución pronto llegó a los oídos de Gerónimo Rodrigues.
Merlo Juárez subraya que, en un movimiento de ajedrez perfecto, para no perder sus bienes ni sus esculturas, Gerónimo entrega todo lo que poseía a su amigo Andrés.
“Le dijo a su compañero, te dejo todas mis cosas, como si fueran tuyas, porque la Inquisición decomisaba todos los bienes de los acusados fueran inocentes o no; entonces, efectivamente, llegó la inquisición y se lo llevó preso a Ciudad de México”.
La Santa Inquisición
Durante el juicio le inventaron “chismes” de todo tipo, los mismos que hicieran famosa a su escultura de Jesús Nazareno. Entre ellos estaba que, por ser judío, durante las noches, con un chicote o un látigo azotaba la imagen para desquitarse por la persecución en contra de los suyos.
"Ese chisme creció como una ola gigantesca porque le agregaron que la imagen comenzaba a sangrar al recibir los latigazos".
Conforme a los relatos de esa época, el escultor se aferró a sus creencias religiosas y en un acto de fe muy concurrido por el año de 1597, nunca aceptó ser culpable de los cargos en su contra.
“A Gerónimo lo sometieron a varias torturas, no lograron sacarle nada, pero de todos modos lo condenaron a salir públicamente a la plaza en Ciudad de México con el atuendo de San Benito, es decir, con esa ropa que era una burla porque los condenados salían con un cucurucho en la cabeza, ser regañado públicamente y a ser azotado, después le aplicaron una multa de 400 monedas”.
La Santa Inquisición terminó por expulsar a Gerónimo y a su familia de la Nueva España, por lo que regaló su escultura de Jesús Nazareno al templo de San Pedro, ubicado de la 2 Oriente y 4 Norte de Puebla capital.
“El escultor entregó la imagen al capellán de San Pedro, pero como el templo es muy pequeño y todos querían tocar la imagen por el chisme que escucharon, el capellán lo regaló a la Parroquia de San José”.
Escultura caminante
La fama de la imagen logró que la cofradía levantara una capilla maravillosa al lado de la ahora Parroquia de San José.
“Era tal la devoción que la cofradía, que es la más antigua de Puebla, lo sacaba a procesionar. Cuando estaba en la capilla, los alcaldes de la época, la gente con dinero, los pobres y todos querían ir a tocar la imagen de Jesús Nazareno”.
Fue en esa época que a Jesús Nazareno lo calzaron con sandalias de oro, pero alguien las tomó prestadas y los sacerdotes y la cofradía mejor le pusieron otras con plantilla de cuero.
“Con el transcurso del tiempo se dieron cuenta que esa plantilla de cuero estaba gastada y tenía las marcas de los dedos del pie, acción que no puede ocurrir porque la imagen tiene en la espalda una base de metal que la levanta entre 2 y 3 centímetros del suelo”.
Este hecho incrementó la fama de la imagen, porque la población comenzó a asegurar que, por las noches, Jesús Nazareno salía del templo para caminar y curar a todos los enfermos que encontraba a su paso.
Merlo Juárez recuerda que el culto se suspendió en 1861 por las Leyes de Reforma, y la imagen se quedó en su capilla en el olvidó.
Finalmente, toda su fama se recuperó hace 33 años, cuando la Procesión de Viernes Santo regresó a las calles de la ciudad de Puebla.
Fotos: Agencia Enfoque.