El presidente de Argentina, Javier Milei, enfrentó este jueves 10 de abril una nueva huelga general en rechazo a su severo plan de ajuste económico, que ha impactado principalmente a trabajadores del Estado y jubilados. La medida, convocada por los principales sindicatos del país, es la tercera desde que el mandatario asumió el poder a fines de 2023.

El paro de 36 horas comenzó el miércoles con una marcha frente al Congreso y alcanzó su punto máximo el jueves, afectando a oficinas públicas, escuelas y el transporte ferroviario y aéreo. Aerolíneas Argentinas canceló 258 vuelos, incluidos 17 internacionales, afectando a 20 mil pasajeros y causando pérdidas por unos 3 millones de dólares.

Mientras estaciones de tren y metro permanecían vacías, la adhesión fue dispar: hubo alta participación de empleados públicos, pero muchos comercios operaron con normalidad y el transporte en autobús funcionó en varias zonas.

“Todas las oficinas están cerradas. Es la medida de fuerza de mayor consenso en rechazo a las políticas del gobierno nacional”, celebró Rodolfo Aguiar, líder de la Asociación de Trabajadores del Estado.

La huelga se da en un momento crítico, cuando el Fondo Monetario Internacional anunció que el acuerdo técnico con Argentina por 20 mil millones de dólares está listo para ser revisado por su directorio.

Desde el gobierno, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, calificó la protesta como un "paro político" impulsado por una "casta sindical" opositora. “Es el tercer paro contra Milei, frente a los cero que se le hicieron a Alberto Fernández”, apuntó.

Con una inflación que ha bajado de 211% a 118% en el último año, pero con una pobreza que alcanzó el 52.9% en el primer semestre del gobierno, el clima social se deteriora. Las elecciones legislativas de octubre serán clave para medir el respaldo ciudadano a las reformas de Milei.