Lo que necesitamos en México es un Elliot Ness, aquel de la serie de los Intocables de los años sesentas. Este cuate metió al tambo a Al Capone, a Frank Niti y a otra bola de jueces y policías corruptos.
Elliot Ness sí existió en la década de la prohibición del alcohol en USA. Realmente logró hacer algo que parecía imposible, y lo logró juntando a un grupo de cinco tompiatudos que, como él, eran incorruptibles.
Meter al bote a Capone era más difícil que volver a entambaral “Chapo”, y darle matarili a Frank Niti fue una proeza tan grande como sacar del monumento a la Revolución a los vividores de la CNTE, o convertir a políticos y ministros deshonestos en seres humanos.
La verdad es que no somos muy machos, pero si somos muchos, como dice el pueblo. Esto es una verdadera desgracia, porque Puebla, y no digamos Cholula, no tienen una infraestructura que aguante al titipuchal de maceguales que hoy habitamos este sufrido y manipuladísimo espacio del territorio mexicano. A veces tengo la impresión que estoy viviendo en un entorno del siglo dieciocho con las broncas y las trampas del siglo veinte.
Los parches que le han hecho a Puebla no solo no remedian los problemas que hoy padecemos, sino que nos muestran tal y como somos: No tenemos ni calzones ni camisa pero, eso sí, nos colgamos una corbatita de moño monísima para parecer europeo.
Es como sí nuestros gobiernos quisieran remacharnos: Pirruris eres y en pirruris te convertirás. El peligro de la pirrurez es que tristemente nos puede convertir en pipopesy así; ahora no se si quienes rigen nuestras poblanas vidas son pirruris o pipopes.
Por desgracia ninguna de las dos descripciones nos ayudan ni como poblanos, ni mucho menos como mexicanos.
A propósito de pipotez, no hay día que no hayan tres o cuatro choques múltiples en La Recta, ¿y la policía de tránsito?, bien, gracias. Se hacen unos camotes monumentales al llegar a La Paz, ¿y la policía de tránsito?, bien, gracias…Ah, pero eso sí, tenemos una glorieta pirrurísisima en San Andrés, que, sirve para dos cosas…
Me duele pensar que, por lógica, los poblanos tenemos, a los pirrurris o pirropes que rigen nuestras vidas, ni más, ni menos.
Por eso no tenemos una infraestructura hidráulica que nos defienda de las inundaciones que; sin duda, serán mucho más peligrosas y destructivas ni tampoco tenemos una infraestructura de tránsito ni una planeación de desarrollo ¡inteligente!
Ni un programa de seguridad que detenga la invasión de malvivientes y criminales que ya se nos vino encima.
Ser pipope es algo que ya no debemos aceptar, es más, eso, debió de haber desaparecido desde hace años…No nos merecemos esto. Hoy en Puebla no sólo no somos muy machos, sino que p´a acabarla de joder, somos muchos.
…pirropés…

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