Si algo perdió de vista el gobernador del estado, Rafael Moreno Valle Rosas, cuando decidió cancelar el contrato de concesión del Libramiento del Arco Norte de la ciudad de Puebla a la empresa española OHL, es las excelentes relaciones que la transnacional tiene con el virtual presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Durante el sexenio de Peña Nieto en el Estado de México, OHL fue una de las empresas consentidas de la administración estatal, nada más construyó el Circuito Mexiquense y también la primera parte del segundo piso del periférico elevado que comunica al Estado de México con el Distrito Federal, obra de 22 kilómetros de longitud.
A pesar de que el morenovallismo festeja eufórico que se le haya rechazado en una primera instancia el amparo a la empresa española, lo cierto es que están entrampados y éste puede ser uno de los primeros problemas que tenga el gobernador de Puebla con el próximo presidente de la República y también con el nuevo titular de la SCT.
A los peñistas tampoco les cayó nada bien el hecho de que durante su primera visita a Puebla, el entonces candidato Enrique Peña haya anunciado que su administración impulsaría la construcción del segundo piso de la autopista México-Puebla para desahogar todo el tráfico que se concentra en el tramo de la empresa Volkswagen y hace unos días la administración estatal se haya apresurado a anunciar que tenía todo listo para iniciar la construcción de esta vía, cuyo costo se estima en 12 mil millones de pesos. Para el equipo de trabajo del presidente electo cayó como bomba la noticia, ya que pareciera que la administración estatal se trata de apropiar de uno de los compromisos de campaña firmados por Peña Nieto.
Pero volviendo al tema de OHL, la empresa española está dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias en el tema y meter en un verdadero aprieto a la administración morenovallista, que pensó en este caso que trataba con uno más de los actores políticos de la entidad que no puede defenderse ni meter las manos. El tema, incluso está marcado como una de las prioridades del gobierno español por el pésimo mensaje que se le envío a la inversión extranjera, comparado al nivel de lo que hizo el gobierno argentino con la empresa española Repsol, a la cual le nacionalizó sus inversiones petroleras en ese país.
Peña Nieto no quiere un problema con el gobierno de España, mucho menos con OHL, una de sus empresas consentidas durante su paso por el gobierno del Estado de México y si no, pregúntenle a Gerardo Ruiz Esparza, quien está que echa humo contra el gobierno del Moreno Valle. El gobernador de Puebla no debe perder de vista que el exfuncionario en el Estado de México puede ser el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, o al menos subsecretario.

Un traidor anda suelto
El que no deja de despotricar cosas contra la administración morenovalista y a filtrar documentos para dañar al gobernador Moreno Valle es el exsubsecretario de Infraestructura, el regiomontano Carlos Joaquín Vallejo Rivero.
Con este funcionario, vaya que se equivocó el gobernador, ya que no sólo se llenó los bolsillos a costa de los concursos que adjudicó a sus empresas familiares, como el paseo del río Atoyac, sino que ahora en su natal Monterrey, Nuevo León —a donde regresó— trata de vengarse filtrando infinidad de documentos para golpear a su expatrón. Vallejo no sólo resultó ineficiente, sino el desleal y un “hocicón”, debería de estar en la cárcel, en vez de andar hablando tonterías; mejor que cuente todas las pillerías que vino a hacer a Puebla dizque a nombre de su amigo, “El Diablo” Fernández, cuyos intereses dice representar.
Junto con Vallejo también fue despedido su brazo derecho, de nombre Carlos Osorio Cortina, quien cobraba como director de Infraestructura y que haría bien en mejor callarse la boca porque de lo contrario, el que saldrá perjudicado será él, si se destapa toda la cloaca que dejaron este funcionario y el regiomontano en tan sólo año y medio por la administración pública en Puebla.