Este Domingo de Resurrección, el Papa Francisco sostuvo un breve encuentro privado con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, en su residencia de Santa Marta, en El Vaticano.

La reunión, de carácter protocolario, permitió un intercambio de saludos con motivo de la Pascua y la entrega de obsequios, incluyendo huevos de chocolate para los hijos de Vance y recuerdos del Vaticano.

El vicepresidente Vance, de visita oficial en Italia, también fue recibido por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y el arzobispo Paul Richard Gallagher.

Durante estos encuentros, se abordaron temas como la libertad religiosa, la situación de los migrantes y los conflictos internacionales. 

La visita ocurre en un contexto de tensiones entre el Vaticano y la administración Trump debido a las políticas migratorias de Estados Unidos.

El Papa Francisco ha criticado enérgicamente los planes de deportaciones masivas, señalando que privan a las personas de su dignidad inherente y advirtiendo que "terminará mal". ​

Por su parte, Vance ha defendido estas políticas utilizando el concepto teológico de "ordo amoris", argumentando que la compasión debe priorizarse hacia la familia y los conciudadanos antes que hacia los extranjeros.

El Papa respondió que el amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses, sino una fraternidad abierta a todos sin excepción. 

A pesar de las diferencias, el encuentro entre el Papa y el vicepresidente fue cordial.

Francisco, aún en recuperación por una neumonía, presidió la bendición "Urbi et Orbi" desde una silla de ruedas, destacando un mensaje de esperanza y recordando a los pueblos en conflicto como Ucrania, Israel y Palestina. 

Vance, converso al catolicismo, ha expresado admiración por el Papa y ha orado por su salud en eventos públicos recientes.

Durante el Desayuno Nacional Católico de Oración en febrero, destacó la importancia de la fe en la vida pública y el compromiso de la administración Trump con los valores religiosos.