La Procuraduría General de Justicia (PGJ) guardó absoluto silencio en torno a la ejecución de Miriam Antonio Cortes García y Fernanda N., propietaria y empleada de un bar que se ubica a orillas de la carretera de Palmar de Bravo, quienes la noche del sábado 27 de julio fueron sacadas mediante la violencia y la noche del lunes 29 aparecieron sin vida, con heridas de disparos de arma de fuego.
Pese a que el Ministerio Público de Tecamachalco tuvo conocimiento del doble crimen e incluso se hizo cargo del levantamiento de ambos cuerpos, la PGJ no ha emitido un sólo boletín donde se den a conocer los primeros informes del caso, datos que de manera general se proporcionan en el parte de novedades tanto de la ciudad de Puebla como del interior del estado.
Pese al ocultamiento de la información por parte de la institución que persigue e investiga delitos, se dijo que antes de que aparecieran los cuerpos de ambas mujeres el esposo de Miriam Antonio había acudido a la agencia del Ministerio Público para presentar denuncia por la desaparición de su mujer y de la empleada del bar.
Dijo que la noche del sábado pasó por el bar y se le hizo extraño que estuviera cerrado, se acercó a preguntar y fue enterado por otro empleado que un sujeto había entrado al negocio y a punta de pistola se había llevado a las dos mujeres, por lo que antes de denunciar los hechos esperó alguna llamada para pedir rescate, considerando que se tratara de un secuestro, luego denunció la desaparición.
En la zona de Palmar de Bravo se han registrado hechos de violencia que tienen que ver con secuestros, ejecuciones y otros delitos de alto impacto; este municipio tiene cercanía con el de Chichiquila, donde un reporte de la DEA y la Secretaría de Marina indicaba que ahí se escondía Miguel Ángel Treviño, el “Z-40”, junto con unos 200 de sus pistoleros.