La Plaza San Pedro vibró este jueves no solo por el júbilo de la multitud, sino por la fuerza simbólica del ritual. A las seis de la tarde, el anuncio del “Habemus Papam” presentó al mundo a León XIV, nombre elegido por el cardenal estadounidense-peruano Robert Prevost, quien salió al balcón de la Basílica de San Pedro emocionado y conmovido.
Entre ornamentos cargados de tradición —estola bordada, muceta roja, cíngulo dorado y el Anillo del Pescador— el nuevo papa ofreció su primer discurso, marcado por un mensaje de paz, unidad y esperanza. “La paz sea con ustedes”, proclamó a los fieles, en un llamado a construir puentes y buscar justicia.
Prevost rindió homenaje a su antecesor: “¡Gracias al papa Francisco!”, y dedicó un emotivo saludo en español a su diócesis de Chiclayo, Perú. Subrayó su compromiso con una Iglesia “misionera y sinodal, que camina unida y abierta a todos, especialmente a los que sufren”.
El acto concluyó con un Ave María por la paz mundial, dejando claro que León XIV buscará guiar a la Iglesia entre la solemnidad de la tradición y los desafíos del presente.