El féretro del papa Francisco fue cerrado este viernes en una ceremonia privada celebrada en el Altar de las Confesiones de la Basílica de San Pedro, luego de tres días en que miles de fieles acudieron a despedirse del Pontífice. El rito fue presidido por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, quien cubrió el rostro del Papa con un velo de seda blanca, lo bendijo con agua y colocó en el ataúd una bolsa con monedas y medallas acuñadas durante su pontificado.

También fue depositado el Rogito, un documento oficial que resume su vida y obra, descrito en esta ocasión como la de “un pastor simple y muy amado”. Con este acto, el rostro de Francisco no volverá a ser visto por el mundo. Las últimas personas en hacerlo fueron parte de los más de 250 mil fieles que visitaron la Basílica entre miércoles y viernes, superando la asistencia registrada en la capilla ardiente de su antecesor Benedicto XVI, que en 2022 reunió a 195 mil personas.

“Él hubiera querido vernos así, alegres”, expresó a la AFP Mónica Penagos, una migrante colombiana de 61 años. “La verdad es que lo lloré mucho, era mi viejito hermoso, era nuestro papa, el papa de los migrantes”.

El funeral de Francisco está previsto para este sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro, con la asistencia de líderes religiosos y jefes de Estado de todo el mundo.