En cualquier parte del mundo, un error como destruir una casona considerada monumento histórico sin los permisos correspondientes, acabaría con la destitución de los funcionarios encargados.
Pero en Puebla eso no pasó y el secretario de Transportes, Bernardo Huerta Couttolenc, sigue trabajando tan campante como siempre. Incluso se prepara para apoyar con todo a la contralora Patricia Islas.
Pero todo tiene un por qué, por eso sigue tan campante, ya que aseguran fuentes de su misma secretaría, que él no fue el culpable de tomar la decisión de trabajar sin permisos.
Fue el mismo gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, él fue quien le ordenó directamente hacer la obra, “cayera lo que cayera” y sin permisos, porque le urgía que se acabara el teleférico para el Tianguis Turístico.
“Ya me vi”, decía el gobernador, imaginándose bajando del teleférico al lado del presidente Enrique Peña Nieto en la inauguración.
Pero eso no se iba a cumplir si pedían los permisos, los que tardarían un buen rato, y sin garantía de obtenerlos.
Finalmente, todo salió mal; así como la casa, así cayó el sueño de Moreno Valle.
Pero ni Peña, ni teleférico.
Por eso no salieron volando celulares, aunque hubo gritos tratando de buscar a un culpable, hasta hubo un “te lo dije”, ante las advertencias de trabajar en la ilegalidad.
Ahora Bernardo Huerta tiene que seguirse quebrando la cabeza para sacar adelante la obra, ya que está totalmente en la zona de monumentos, lo que la podría derrumbar, como un castillo de naipes o la misma Casa del Torno.
Aunque estará dedicado a su campaña electoral, tendrá un ojo en este proyecto.
¿No qué nadie está por encima de la ley?, si así fuera, al menos habría algún chivo expiatorio. Pero ni eso.

El candidato
Tal y como se lo dijimos en entregas anteriores, el ahora aspirante del PRI a la presidencia municipal de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, no dio paso sin huarache.
Y está tan protegido que cuenta con una estrategia para cualquier problema o “guerra sucia” que pueda avecinarse.
Claves van a ser sus operadores en esta campaña; en primera, para unir a los priistas, quienes han alzado la voz a su favor, porque no es lo mismo manear a universitarios que a políticos.
Lo bueno para Agüera es que los priistas son totalmente institucionales y lo apoyarán con todo.
El único que se está saliendo del redil es su compañero universitario y tocayo, Enrique Doger Guerrero.
Para quienes no estén enterados del contexto de la relación entre los Enriques, no entenderán esta situación.
Desde que Enrique Agüera salía por última vez del salón Barroco del edificio Carolino de la UAP, el morbo se cernió en su festejo de coctel en el tercer patio del edificio.
En el tercer patio todo era alegría, abrazos de felicitación e inclusive adhesiones para la campaña. Hasta al lugar llegaron algunos líderes de colonias a demostrarle al exrector su simpatía y apoyo.
Ahí degustó canapés y distintos bocadillos acompañados de vino tinto, blanco, coca-cola y squirt, acompañado de directivos y periodistas de distintos medios de comunicación como Cinco Radio, Cambio, Marconi Comunicaciones, Tribuna Radiofónica y e-consulta, entre otros.
Pero más se habló de las ausencias de algunos medios, que de quienes sí llegaron, el morbo primero se cumplió al asegurar que los frentes de batalla estaban marcados, hasta entre los comunicólogos
Pero el morbo más interesante siguió para ver si llegaban figuras connotadas del priismo, pero el único que llegó distinto a los personajes universitarios fue el exsecretario de Gobernación Mario Montero Serrano.
Así, Enrique Agüera pasó sus últimos minutos recibiendo el apapacho universitario entre apretones de manos, abrazos y fotografías, para despedirse y salir de la máxima casa de estudios como un ciudadano más, pero con el proyecto que fructificaría unas cuantas horas después, si es que no había fructificado antes.

El secretario
Gran sorpresa causo la designación de Ignacio Morales, exdirector de la Facultad de Ingeniería, como secretario general de la Universidad Autónoma de Puebla.
Este personaje universitario hizo un gran trabajo cuando fue director, por lo que se espera lo mismo en su nuevo papel.
En próximas entregas detallaremos un poco de su trabajo en la UAP.

Enderezar el barco
Luego de que la oficina de Prensa de la Secretaría de Salud no da una, llega a tratar de enderezar el barco el periodista Yonadab Cabrera Cruz, para echarle la mano a Jorge Cravioto, ahora que se va a campaña, aunque diga que no.
Sabemos de la capacidad de Yonadab, quien puede enderezar ese barco, aunque Cravioto seguirá cobrando, y en campaña.
Les contaremos más en otras entregas.