El intento frustrado de trasladar la sede del Grito de Independencia a la zona de Los Fuertes implicaba un duro golpe a la tradición cultural de miles de poblanos, quienes consuetudinariamente acuden al zócalo de la capital para desgañitarse con el “Viva México”.
El cambio de sede del desfile del 5 de mayo, dentro del marco de los festejos del 150 aniversario de la batalla de Puebla, dejó un amargo sabor de boca al grueso de los poblanos, quienes fueron marginados para dar espacio a los invitados VIP del gobernador Moreno Valle.
Afortunadamente, esta vez el alcalde Rivera se mantuvo firme en su intención de realizar la ceremonia en el palacio municipal, postura que se fortaleció con las manifestaciones de diversos sectores sociales, incluida la Iglesia por conducto del arzobispo Víctor Sánchez.
Así las cosas, habrá celebración en el zócalo para gusto y beneficio de miles de poblanos.
La claridad del arzobispo
Sin pelos en la lengua, y con absoluta claridad, el arzobispo Víctor Sánchez abordó el asunto de los presuntos riesgos que corre la catedral de Puebla por las detonaciones de los juegos pirotécnicos que se detonan habitualmente por los festejos del 15 de septiembre.
Aún y cuando desde ayer algunos medios quisieron defender la postura del INAH en torno a la supuestas vibraciones que se generan por el uso de los fuegos artificiales y que se dice han dañado los vitrales de la catedral, el jerarca de la Iglesia católica aclaró que nunca recibió el famoso informe de las autoridades federales en torno a este asunto.
Además, dijo que hay otro tipo de vibraciones que pueden generar daños más severos al inmueble, principalmente a los vitrales. Por simple lógica hay que ver que las bombas multicolores que se lanzan en los espectáculos de la ceremonia del Grito no explotan en el atrio sino a una altura superior a los 50 metros, por lo tanto el impacto en el inmueble es menor.
Pero hay que ir más allá. Si el INAH es tan estricto, acaso va a prohibir que se toque la campana María que —según la leyenda— es la más sonora de América.
¿Se imaginan una gran celebración religiosa sin el repique de las campanas de catedral?
Si se va más allá, también está el ruido que se genera durante los conciertos que se realizan en el zócalo y que superan los decibeles soportados por el oído humano, sobre todo cuando se llega al llamado “punchis, punchis” cuya vibración constante se siente en los cristales de los edificios más cercanos, principalmente la catedral, y esto sí puede debilitar la estructura de los vitrales.
Alguien decía ayer que quieren trasladar las vibraciones a la zona de Los Fuertes, pero no las que generan los fuegos pirotécnicos, sino las de los aplausos que rindan el culto al Señor de los Cerros el 15 de septiembre. Esas son las verdaderas vibraciones que intentaron mover el Grito a Los Fuertes.
De la visita de Graco
La semana pasada estuvo en Puebla el gobernador electo de Morelos, Graco Ramírez, para reunirse con el gobernador Moreno Valle; tras el encuentro, comenzó a especularse sobre lo que habían pactado ambos personajes y no faltó quien dio por hecha la alianza PRD–PAN para 2013.
Sin embargo, ayer los perredistas le aclararon al morelense que comprometa a los de su tierra pero no a los poblanos.
Hay quienes no tienen memoria y se olvidan que este personaje junto con Rafael Aguilar Talamantes y Jesús Ortega Martínez, fueron los principales negociadores con el salinismo al que hoy tanto condenan. Cómo olvidar que este personaje les subsidió su partido llamado pomposamente Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional. Por cierto, utilizaron el mismo nombre de la coalición que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y sólo le agregaron lo de la “reconstrucción”.
Es común que esos líderes estén listos para negociar como izquierda y cobrar con la derecha, y al parecer Puebla es un buen mercado para ellos.
Y ganamos casi todos

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