Las versiones salidas desde Casa Puebla para intentar que los poblanos piensen que el gobernador Moreno Valle fue el gran ganador de la elección del domingo pasado, se topan con pared ante la contundencia y la frialdad de los números.
Si Pitágoras no estaba equivocado, sus teorías matemáticas nos llevan a concluir que ante ningún escenario sale bien parado el inquilino de la “Casona de Los Fuertes”.
Veamos.
Si el famoso Pacto de Los Fuertes, que presume un compromiso del gobernador con Enrique Peña Nieto, es real y que esto implicó una operación para favorecer la candidatura presidencial, tenemos que en Puebla el candidato presidencial del PRI perdió por 2 mil 800 votos ante Andrés Manuel López Obrador, lo cual implica un resultado adverso para el morenovallismo.
Si la derrota de Peña en Puebla es grave por sí misma, la circunstancia se agrava si consideramos que a diferencia del rubro presidencial, la candidata al Senado Blanca Alcalá logró una victoria contundente sobre Javier Lozano Alarcón y Manuel Bartlett, con una diferencia de más de 150 mil votos. Más se oscurece el panorama cuando se compara la derrota de Peña Nieto en nuestro estado, cotejada con la victoria global de los 16 candidatos a diputados federales, quienes en su conjunto alcanzaron 768 mil 853 votos, contra los 689 mil 924 y los 647 mil 349 votos de los diputados del PAN y de las izquierdas respectivamente.
No entiendo cómo justificará el gobernador Moreno Valle que el PRI en su estado haya ganado la fórmula al Senado y 12 de 16 diputaciones, mientras que la votación por la Presidencia de la República la perdió Peña Nieto. Si a todo lo anterior sumamos que la candidata al Senado fue señalada por el morenovallismo como un personaje non grato, a quien amenazaron con sacarle sus “trapitos al sol” en caso de aferrarse a la candidatura, tenemos que la exalcaldesa terminó ganando pese a todo.
Así las cosas, ante el futuro presidente, para el Señor de los Cerros será muy difícil explicar que ganaron perdiendo.
Esta vez fracasaron las fórmulas del gran alquimista.
El escenario azul
Son varios los adictos al morenovallismo que aseguran que la debacle azul le abrirá una puerta al gobernador poblano para internarse en la cúpula nacional panista preparando el camino al 2018, donde aspira a ser el candidato presidencial.
Sin duda, la teoría no es del todo errónea porque ante la pérdida del poder federal los panistas necesitarán de ciertos apoyos financieros, los cuales pudiera aportar Moreno Valle. Sin embargo, la historia dice que ante las crisis políticas los panistas suelen pertrecharse para mantener sus cotos de poder, hasta retomar sus fortalezas políticas.
En ese sentido, al gobernador poblano le puede afectar seriamente ser tachado como uno de los autores de las traiciones sufridas por el PAN en la elección pasada. Ante esa lógica, flaco favor le hacen al gobernador quienes aseguran que ganó todas sus posiciones, asegurando que cuando menos 10 de 12 candidatos a diputados del PRI ganaron gracias al apoyo y la operación de Rafael Moreno Valle.
Pareciera que quienes hace esa defensa quieren desnudarlo ante el partido que supuestamente lo llevará a competir por la próxima presidencia en 2018. No hay que olvidar que el gobernador quemó sus naves con el PRI y que el PRD tiene dos precandidatos presidenciales desde ahora. Es decir, que el único partido que lo puede hacer candidato en 2018 es el PAN.
El mismo partido que hoy lo tiene marcado con rojo, como uno de los causantes de la humillante derrota.
Me queda claro que a partir del lunes la capacidad política de Rafael Moreno Valle está a prueba, por lo que de su habilidad negociadora depende que su proyecto presidencialista crezca o se entierre.
Sólo el tiempo nos dará respuestas.
Sucumbió el gran alquimista

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