La inconformidad contra la llamada “Ley Chaleco” ha escalado en Puebla luego de que motociclistas liberaron la caseta de Amozoc, permitiendo el libre paso de vehículos en ambos sentidos, como forma de presión tras una reunión sin resultados concretos con el Congreso del Estado.

La protesta fue después de que una comisión de 10 representantes del movimiento sostuviera una reunión con personal del Legislativo local.

José Luis Lima, vocero del grupo, informó que firmaron un acuerdo con Viviana Vázquez, titular de Atención Ciudadana, en el que se comprometieron a dar respuesta sobre la calendarización de nuevas mesas de trabajo.

“Nos firmaron un acuerdo, están valorando retrasar la votación, pero aún no nos dan fecha ni hora para las mesas. Si no hay resolución, seguiremos movilizándonos”, declaró.

Sin embargo, la respuesta fue insuficiente para los cientos de motociclistas que participaron en la jornada, por lo que decidieron tomar la caseta de Amozoc, liberando el paso a los automovilistas como medida de presión.

La protesta fue la continuación de una movilización iniciada desde las primeras horas del lunes, cuando los motociclistas partieron en caravana desde Paseo San Francisco hacia el Congreso del Estado.

Durante el trayecto, cerraron vialidades como la Calzada Zaragoza, donde realizaron un cruce simbólico de sus unidades frente al Legislativo poblano.

Desde modelos utilitarios hasta motocicletas Harley-Davidson se observaron en la manifestación, que se distinguió por su carácter pacífico pero firme.

En voz de sus voceros, los participantes reiteraron su rechazo frontal a la propuesta de reforma que obligaría a portar chalecos con la placa visible.

“Nos están etiquetando como delincuentes solo por usar una motocicleta. Es una criminalización abierta que no resuelve el problema de inseguridad”, señalaron.

En diversas intervenciones, acusaron que la iniciativa carece de sustento técnico, no fue consultada con el sector y solo abona al estigma y la posibilidad de abusos por parte de la autoridad.

El colectivo difundió un decálogo en el que exigen respeto a sus derechos, inclusión en la construcción de políticas públicas y una revisión profunda del enfoque de seguridad.

“La inseguridad no se combate con chalecos reflectantes. Es una medida simplista que no ataca las causas estructurales: impunidad, corrupción, pobreza”, apuntaron.

Uno de los aspectos más polémicos ha sido el temor de que la ley abra la puerta a extorsiones policiales, así como la falsificación de placas o chalecos para delinquir, provocando un efecto contrario al que se busca.

La protesta también ha revelado tensiones internas. Los organizadores alertaron sobre la presencia de presuntos infiltrados, ajenos al movimiento, que habrían intentado lucrar con el descontento social.

“No representan al colectivo. Vienen de otras luchas, como la de los parquímetros, y solo buscan sacar provecho personal”, acusaron.

Pese a estos obstáculos, los voceros insisten en que la movilización seguirá siendo pacífica.

“No buscamos el caos, sino que se nos escuche. Queremos ser parte del proceso legislativo, no sus víctimas”, sentenció uno de los organizadores.

En medio de este contexto, algunos participantes recordaron el trasfondo político que ha acompañado otras reformas de este tipo.

“No olvidemos que uno de los feminicidios más sonados fue ejecutado por motociclistas, pero planeado por un legislador que hoy está preso. El crimen viene de arriba, no desde la gente que trabaja con una moto”, dijeron al recordar el caso de Cecilia Monzón.

El movimiento exige que no se imponga una reforma punitiva sin considerar las voces de quienes se verían directamente afectados.

“Ningún ciudadano debe ser etiquetado por su medio de transporte. Queremos leyes justas, no castigos camuflados”, concluyeron.

El Congreso del Estado deberá decidir si insiste en aprobar la llamada Ley Chaleco sin modificaciones.