Por primera vez en la historia reciente, soldados de Estados Unidos detuvieron a personas migrantes dentro de un área designada como franja militar en la frontera con México.

Las autoridades estadounidenses informaron que los hechos ocurrieron el 3 de junio en la zona fronteriza de Santa Teresa, Nuevo México, un área considerada como extensión de una base del Ejército de ese país.

El Ejército de EE. UU., por medio del Mayor Geoffrey Carmichael, confirmó que tres individuos descritos como “extranjeros ilegales” fueron retenidos por soldados, quienes luego entregaron a los detenidos a la Patrulla Fronteriza.

Según las autoridades, esta es la primera detención temporal realizada por personal del Departamento de Defensa dentro de dichas zonas militares.

Estas franja militares se extendieron a lo largo de 418 km en Nuevo México y Texas, y fueron declaradas como parte del Ejército por orden del Secretario de Defensa, Pete Hegseth.

La medida amplía las facultades de militares en funciones de apoyo a la Patrulla Fronteriza: podrán detener temporalmente civiles e incluso realizar registros y control de multitudes.

El presidente Donald Trump impulsó dichas medidas, autorizando que los militares “retenían a los intrusos” hasta que el personal civil se hiciera cargo. Con esta estrategia, el Gobierno evita invocar la Ley de Insurrección de 1807 y ampara las operaciones bajo una jurisdicción militar.

Hasta la fecha, las autoridades han reportado unas 390 detecciones de personas que cruzan la frontera en estas zonas militares, aunque quedan pendientes detalles sobre el destino legal final de los detenidos.

Este despliegue militar también ha enfrentado retos judiciales: en ocasiones anteriores, tribunales de Nuevo México y Texas han desestimado algunos cargos presentados contra migrantes, considerándolos inocentes de allanamiento al no estar debidamente alertados sobre los límites de las zonas restringidas.