La economía de Estados Unidos se contrajo un 0.3 por ciento anualizado en el primer trimestre de 2025, marcando su primera caída desde 2022. El retroceso fue atribuido principalmente al aumento récord de las importaciones previo a la aplicación de nuevos aranceles y a un debilitamiento en el gasto de los consumidores, según datos preliminares de la Oficina de Análisis Económico.
Las exportaciones netas restaron casi cinco puntos porcentuales al PIB, la mayor contribución negativa jamás registrada. Mientras tanto, el consumo –que representa dos tercios de la actividad económica– apenas creció un 1.8 por ciento, su ritmo más débil desde mediados de 2023.
El repunte de importaciones del 41.3 por ciento, el mayor en casi cinco años, coincidió con la incertidumbre generada por la política comercial del presidente Donald Trump, quien impuso aranceles que elevan la tasa efectiva al 23 por ciento, la más alta en más de un siglo. Aunque la administración pausó temporalmente algunos de los gravámenes más severos, las empresas se apresuraron a abastecerse antes de su entrada en vigor.
Pese al entorno adverso, la inversión empresarial en equipos subió un 22.5 por ciento anualizado, el mayor incremento desde 2020, gracias al impulso en el sector aeronáutico y de tecnología. No obstante, firmas como Whirlpool y Tractor Supply reportaron caídas en ventas de productos de alto valor, reflejo de un consumidor cada vez más cauteloso ante el encarecimiento del costo de vida.
Un indicador clave de inflación subyacente también repuntó, con una tasa del 3.5 por ciento, lo que complica la toma de decisiones en la Reserva Federal. Analistas advierten que si las presiones inflacionarias y los efectos de los aranceles persisten, EE. UU. podría entrar en recesión en 2026.