La automotriz surcoreana Hyundai ha anunciado el traslado de parte de su producción de México a Estados Unidos, en respuesta a la imposición de aranceles del 25 por ciento a las importaciones mexicanas por parte del presidente estadounidense Donald Trump. Esta medida busca mitigar el impacto económico que estos aranceles tendrían sobre sus operaciones en Norteamérica.​

Hyundai Motor planeaba iniciar la producción en México en 2027; sin embargo, ha decidido trasladarla a Greensburg, Indiana, donde comenzará en 2028. Además, la compañía invertirá 5 mil 800 millones de dólares en una planta de acero en Luisiana, que producirá 2.7 millones de toneladas métricas al año y generará mil 300 empleos.

La decisión de Hyundai se enmarca en un contexto de tensiones comerciales entre Estados Unidos y sus socios comerciales. El presidente Trump ha justificado los aranceles como parte de una estrategia para combatir el narcotráfico y la inmigración ilegal, argumentando que México y Canadá no han sido eficaces en la contención del tráfico de fentanilo.

La imposición de aranceles ha generado preocupación en la industria automotriz mexicana, que exporta alrededor del 80 por ciento de su producción a Estados Unidos. Empresas como General Motors, Ford, Nissan, Stellantis y Volkswagen podrían verse obligadas a reconsiderar inversiones o incluso trasladar producción a otras regiones para evitar los costos adicionales.

En Coahuila, representantes de la iniciativa privada han advertido que hasta un 40% de las líneas de producción podrían migrar a Estados Unidos, lo que afectaría directamente al empleo y la competitividad de la región. 

La decisión de Hyundai de trasladar parte de su producción a Estados Unidos refleja una tendencia creciente entre las automotrices de diversificar sus operaciones para mitigar riesgos comerciales y políticos. Esta medida podría tener implicaciones significativas para la industria automotriz mexicana y su posición en el mercado global.