Fraternidad, bondad, unión familiar y trabajo conjunto ha pedido este Jueves Santo el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, durante el lavatorio de pies a 12 viejitos del Asilo de Caridad Santa Inés, al seno de la Catedral Metropolitana de Puebla.
Monseñor subrayó este Jueves Santo, la acción de Jesús ante sus discípulos a quienes lavó los pies por la caridad y amor eterno a los suyos y a la humanidad, sin importar el panorama de muerte que comenzaba a vivir.
Ante una comunidad que colmó el interior de la joya arquitectónica poblana, priorizó que está celebración del lavatorio de pies, de acuerdo a una antiquísima tradición de la Iglesia en Puebla, es separada de la misa in cena Domini, de la misa de la cena del Señor.
Este Jueves Santo, el gobernador Alejandro Armenta Mier arribó a Catedral con su esposa Cecilia Arellano Pérez y un par de secretarias de su administración.
Sánchez Espinosa recordó que el lavatorio es una celebración especial por muchos años con los hermanos del Asilo de Santa Inés, pero en algunos otros lugares son jóvenes, son seminaristas, son sacerdotes, son monaguillos, son los apóstoles que van a representar la Pasión de Cristo; en Puebla, refrendó, es una tradición que vengan los ancianos del Asilo de Santa Inés para el lavatorio de los pies, pero en Roma, el Papa va a una cárcel a lavar los pies a los reos.
Pidió que ante el entorno actual enmarcado por diferentes complicaciones sociales, se otorgue el apoyo, cariño y amor a las personas con más necesidades y a los pobres de la población.
Acompañado por los obispos Auxiliares de la Arquidiócesis poblana, Francisco Javier Martínez Castillo y Tomás López Durán, pidió promover y fomentar un clima social fraterno.
Fue Martínez Castillo, quien este Jueves Santo, lavó los pies a los ancianitos porque monseñor está en su etapa de rehabilitación de las cirugías de ambas rodillas, que lo mantuvieron alejado un par de meses de las celebraciones religiosas.
En esta celebración religiosa —dijo— vamos a recordar ese gesto de amor y de caridad eterna de Jesús, al lavar los pies a sus discípulos y dar ejemplo de fraternidad y caridad, "ahora que tanta falta hace ante tantas situaciones difíciles”.
Llamó a todas las ciudadanas y a ciudadanos a que desde sus zonas de influencia trabajen y se esfuercen en la construcción de una convivencia fraterna y de unión.
Recordó que durante la tarde-noche de este Jueves Santo, se oficiará en Puebla la Misa de la institución de la Cena del Señor en la Basílica Catedral Metropolitana para recordar ese momento histórico en que se recuerda, actualiza y se vive la última Cena de Jesús en la Tierra; en la que regaló a la humanidad tres presentes: La Eucaristía, el don del sacerdocio y el mandamiento del amor o amar al prójimo como a uno mismo.
Sánchez Espinosa insistió que Jesús antes de padecer la muerte de cruz, celebró la cena de Pascua con sus apóstoles y durante esa cena, después de cantar los salmos, tomó pan y vino, y los dejó como alimento espiritual eterno porque se conoce que en la eucaristía se recibe el Cuerpo y la Sangre de Cristo para unirse a Jesús; "por eso se le llama comunión, porque quienes comulgan se unen a Jesús y a Dios".
Matizó que este Jueves Santo, se recuerda el mandamiento del amor porque Jesús mandó —en la última cena— a amarse los unos a los otros, como él nos amó, al extremo de entregar su vida por la humanidad.
Subrayó que ese acto de amor de Jesús se transforma en la esencia del cristianismo, que es el amor por el prójimo.
"Es una buena idea que este Jueves Santo, por ser el día de la caridad, llevemos a alguna persona necesitada un poco de ayuda o de alimento”.